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Crónica de Sant Jordi

“El gran almacén barcelonés"

“El gran almacén barcelonés" Es bien sabido que el 23 de abril, Sant Jordi, marca el comienzo de la primavera. Es el momento de salir a la calle a pasear y disfrutar del buen tiempo. En las calles de Barcelona se respira cierto ambiente festivo. De los balcones cuelgan banderas catalanas, que hacen recordarnos que Sant Jordi se presenta como el símbolo de la lucha del pueblo catalán por su independencia. Las esquinas de las calles de Ciutat Vella, son ocupadas por vendedores para la ocasión ofreciendo rosas a precios, en ocasiones, desorbitados.
El día ha amanecido algo nuboso pero finalmente el sol ha logrado hacerse hueco entre las nubes. La temperatura, agradable, En Las Ramblas Barcelonesas, escenario por excelencia del desarrollo de la Diada, miles de personas se concentran, a mediodía, alrededor de librerías ambulantes situadas a ambos lados de la avenida. Por tradición, el 23 de Abril es un día que invita a pasear. Tal y como la señora Ángeles nos cuenta, agarrada al brazo de su esposo: “Es el mejor de los días para pasear en una ciudad en la que el día a día es estresante”. Ángeles lleva en su mano un 'pa de Sant Jordi', una chapata tradicional pero con cuatro líneas naranjas que lo atraviesan en su interior, representando 'les quatre barres de sang'.
Éste año la Diada ha caído en sábado, y eso se ha notado. En especial los vendedores de libros. Ana Maria, con un puesto ambulante de libros en las Ramblas nos confiesa: “Las ventas van en aumento. El hecho que sea sábado propicia a un aumento en la afluencia de público”. Cuando se le pregunta por los "best sellers", no tiene duda: "Este año triunfan 'La velocidad de la luz', de Javier Cercas y 'La ciutat invisible' ".
En contra de lo que opina Ana Maria acerca del sábado, hay quien se queja, como lo hace Vicente: “Esto es inhumano. Aquí no se ve nada, tanta gente...En un día de entre semana éstas cosas no ocurren. Las Ramblas parecen un gran almacén y no lo que debería ser, una reunión cultural" Y añade "Parece que la gente sólo compre libros hoy". Las calles del centro de la ciudad condal están completamente abarrotadas de público, cerradas al tráfico de vehiculos. Hay aglomeraciones en los transportes metropolitanos y mucho alboroto entre la muchedumbre. Un alivio es encontrarse con el stand de la Plataforma per la Llengua en la Plaza Catalunya, una iniciativa que promueve el uso del catalan, desde la cual se da la oportunidad de cantar y desahogarse, siempre en catalán.
Niños, jóvenes, no tan jóvenes, abuelos...gentes de todas las edades y una gran cantidad de parejas. Felipe y José, han querido celebrar la Diada normalmente aunque atendiendo a su condición homosexual y en su caso ha habido una rosa y un libro para cada uno. "Nosotros salimos ganando", afirman, entre risas. Unos metros más arriba, Ana está expectante. Sentada en un banco espera impaciente. En sus manos, un libro: "Tu bebé". Ha elegido el día de Sant Jordi para comunicarle a su marido en el día de su santo que espera un hijo.
Ya en Rambla Catalunya un grupo de jóvenes estudiantes de medicina de prácticas en el Hospital del Mar vende rosas. Con los beneficios, pretenden conseguir una pequeña ayuda para el viaje de fin de carrera. Lo curioso del caso es que por cada compra toman la tensión al cliente. Entre el gentío y el alboroto, más de uno pasa inadvertido de ésta "consulta". No es de extrañar, pues justo unos metros más arriba se ha colocado la banda de música que trata de amenizar la fiesta. Aunque más que amenizar, llegue a aturdir. Llega el atardecer y las Ramblas no se vacían. El precio de las rosas va en descenso, el nivel de propaganda electoral en el suelo cerca de los expositores de grupos políticos va en aumento. Grupos como ERC han elegido la Diada como día para promover la catalanidad, y han aprovechado para reclamar el sistema de financiamiento propio para Catalunya.
Nada más caer el día viene a la mente una reflexión. A pesar del bullicio, del negocio, de las quejas, de los oportunismos...
Magníficos días son aquellos que un beso de amor puede sellar los labios del ser querido..."

¿Qué es una crónica?

La palabra “crónica” tiene relación con Cronos (tiempo). En la mitología griega Cronos se come a sus hijos. Metáfora de “El tiempo se nos come”. Una crónica supone un corte temporal de un acontecimiento o temática determinada. Ante un tema, somos testigos en un tiempo. Se trata del género más interpretativo. Principalmente encontramos dos tipos de crónica: La ambiental –encargada de cubrir acontecimientos temáticos- o la crónica de Actualidad- la crónica puntual, un tiempo, un hecho-. En casos de periodismo internacional nos encontramos que una crónica puede ser desarrollada bien por un enviado especial o bien por un corresponsal estable, corriendo el riesgo que se de una cierta confusión entre la opinión y la descripción, puesto que éstos son especialistas en el tema. Lo ideal sería, por un lado describir; por otro, dar la opinión.
Las distintas secciones del periódico hacen crónicas y se apoyan cada vez más en fotografías, ya sean de archivo (literatura, economía) o de actualidad (deportes, espectáculos...)
Una crónica debe ser muy didáctica, el lector debe entender todo. Así pues se evitaran tecnicismos o bien se explicarán con detenimiento. El análisis debe ir en el cuerpo central, mientras que la crítica debe situarse en los sueltos. Una buena crónica puede ser irónica, descriptiva, anecdótica...Hace falta cierta habilidad para animar crónicas (por ejemplo, las bursátiles, como hace el señor Estapé).
La anécdota es importante, aquello curioso y diferencial; destacado. El problema que surge es la parcialidad, y es que es casi imposible ser neutral. El detalle humano es otra característica propia de la crónica, un ejemplo de ello sería el suprimir las iniciales por el nombre completo de una persona. Surge a raíz de él el peligro del morbo..
Sociológicamente una crónica debe ser cercana. El hecho de dar a conocer unas cifras no lo es todo, debemos buscar proximidad con el lector. En todo caso, las cifras las colocaremos en los sueltos.
Los subgéneros de la crónica:
Encontramos la crónica de sucesos, que nace a partir de 1980 y es una sección en los diarios sensacionalistas; la crónica de tribunales, que trajo la de sucesos a finales del siglo XIX en Inglaterra,; la crónica parlamentaria, en la que se contaminan sucesos y tribunales y trataban al Parlamento de Tribunal; la bursátil, que surge en los años 50 del siglo XX en los diarios económicos; la crónica deportiva, que nace en los años 20 (Un gran cronista era Pompeu Fabra); la crónica de corresponsalía, que surge a finales del siglo XIX en las ciudades europeas importantes dirigidas a Londres; la crónica de sociedad, que llevará a la prensa rosa; la crónica cultural, que irá sufriendo transformaciones contínuas; el informe de otros medios como la televisión (años 60), el cine (años 20) o internet (años 90).
La crónica ha pasado a otros medios de manera clónica, pero ha tenido que modificarse, sobretodo en los medios no impresos, por ejemplo al lenguaje radiofónico. Un ejemplo actual sería ahora, con internet: Hay un cambio en la estructura y el estilo. “La forma determina el contenido”